martes, 15 de noviembre de 2011

Este diálogo sustituye a los textos de los testigos 7, 8 y 9. Creo que era para que lo hicieran Gaite y Sofía.
El resto por ahora no tiene cambios, me gustaría ver una lectura completa el próximo día, como dijimos, para ver que se necesitar modificar.

-Narciso Olmos es muy supersticioso. En la calle dicen que se ha ido de la ciudad. Que está en el norte, que ha decidido dejar el cartel, y las drogas y las putas; que está encerrado en una casa en una montaña esperando a que pase todo, para luego dedicarse a sus empresas.
-Yo no sé nada de Narciso, a mi no me pregunte. Solo sé que arderá en el infierno por lo que le hizo a Miguel.
-Entonces sabes de los trabajos que hacía para él.
-Sé que esa noche había cruzado con la frontera con una chica, una prima suya... Bueno, siempre me decía que eran primas suyas. No soy celosa, no eramos novios, solo nos encamábamos de vez en cuando.
-Pero sí sabes que Narciso hacía sacrificios, que hablaba con chamanes. Lo de que mataba una vaca y bebía su sangre caliente antes de empezar un negocio. Lo hacía delante de la gente para que le tuviese miedo. Todos lo sabían.
-Todos saben muchas cosas de Narciso, si hay alguien que quiera escuchar. Usted ya me entiende. Yo solo puedo decir que esa mañana se levantó temprano y se fue a buscar a la chica para llevarsela a Narciso.
-¿Por qué no me dices la verdad, lo que sabes? Sabes que lo mató Narciso. ¿De qué tienes miedo?
-No tengo miedo. Yo estaba allí.
-Es un asesino. Mata a quien quiere y cuando quiere.
-Él no mató a Miguél, fueron los perros. Unos curas han venido del obispado para hacer un informe de lo que pasó. Si la iglesia está en esto, eso es que hay algo más.
-A Miguel lo mató un capo, pero no sé porqué. Lo que pasa es que en este país a la iglesia le gusta meter la nariz en todo. Rezar un padrenuestro, echar incieso y beber vino. Lo que andan preguntando por ahí esos curas es pura patraña, otra forma de asustar, de aumentar la leyenda de Narciso.
-Le echaron a los perros encima.
-Sabes que no es verdad, que no puede ser.
-Los primeros perros llegaron solos, sueltos, pero azuzados antes por alguien. Saltaron sobre Miguel, mordiendo, haciendo sangre. Tres o cuatro al principio. Luego fueron llegando más hombres tirando de correas, dos o tres perros cada uno. Alguno incluso más. Y los fueron soltando contra él. Miguel todavía aguantaba de pie, pero los primeros perros ya habían abierto heridas y el resto se le fue encima como loco. No sé cuantos pudo haber en total. No estuve mirando todo el tiempo. Me faltó valor para eso y para saltar a ayudarle. Pero había perros que se peleaban entre si y otros que solo saltaban y aullaban alrededor.
Miguel cayó al suelo. Gritó poco, pero fue porque esos perros saben que primero tienen que morder en el cuello. En un minuto, fue como unos chacales ante un animal muerto... No sé que más... Lo que cuentan que pasó después no lo vi, ya había demasiada gente amontonada, pero no puedo creer lo que dicen.

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